No creí que te fueras a salir nunca. Ya estaba resignada a que estuvieras como una sombra permanente en mi vida, siempre marcando con tu presencia todo lo que no puede llegar a ser porque estás... pero hoy, por dos horas, por 30 minutos, no estuviste en silencio. Simplemente no estuviste. Salté del miedo y de la emoción de estar sola, de que pudieran estar otras personas, otras cosas sin que tú fueras, ni estuvieras, ni te asomaras, y lo mejor, que ni me acordara de ti. ¡Por fin, comenzar sin ti!
12 abr 2008
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario